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¡Mis seis dígitos, señores,
se me cayeron del sayo...!
¡Yo, benemérito lacayo,
que viví de subvenciones
y hasta recé oraciones
al mismo Dios, de soslayo...!
Trabajador sin desmayo
por la Justicia Social,
que sabe lo que un real
vale en mi propio bolsillo
y al que yo sé sacar brillo
y trocar en dineral...
¡Yo que en mi humilde arrabal
ya me ganaba la vida
buscando el arca perdida
y resucitando muertos
en los setos de los huertos,
en la penumbra tupida...!
Yo que con ansia suicida
me enfrenté a todo cacique,
dándóle ameno palique,
por mor de sacarle un duro,
de modo artero y seguro...
quiero que alguien me explique:
¿Cómo el próvido alambique,
dejó ya de gotear
y la maldad del azar
me sumió en esta amargura,
que eleva mi calentura,
hasta el punto de estallar...?
Ya no puedo alambicar...
volaron los digitones...
ya no hay más subvenciones...
Los sociatas de Ferraz
me patearon el atrás,
tras bajarme los calzones...
Y no encuentro explicaciones
pa esta nefasta crisis...
me dan ataques de tisis
y vomito espumarajos
no me cunden mis trabajos
¡Pa mí es el Apocalipsis!
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Xan
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