.
¡Tiempos aquellos en que
la oriunda, era doncella,
montaraz, esbelta, bella
y hostil a la cocina...
mostrándose como china,
con más fulgor que una estrella...
¡Quién la ve hoy, por Marbella,
lavando ropa en la tina,
fregoteando la letrina
y hacerle al patrón paella..!
..
La oriunda marcó su huella
arrastrada por los vientos,
perdió espuelas, perdió tientos
y se olvidó de las brisas
que hacían, con sus sonrisas,
iluminar firmamentos....
.
Al contrario que en los cuentos,
¡no fue feliz la princesa
como lo era en la dehesa...!
El príncipe era tosco,
iracundo, obeso, hosco
y eructaba en la mesa..
.
La oriunda fue presa
de hondos padecimientos...
Rogó entonces a los vientos,
ser llevada en sus ancas,
hasta las arenas blancas
de sus mares cenicientos..
.
Y volvió a sonreir,
montando overos corceles,
rodeada de lebreles,
en las infinitas pampas,
lejos de abusos y trampas
y equívocos oropeles....
..
Xan
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la oriunda, era doncella,
montaraz, esbelta, bella
y hostil a la cocina...
mostrándose como china,
con más fulgor que una estrella...
¡Quién la ve hoy, por Marbella,
lavando ropa en la tina,
fregoteando la letrina
y hacerle al patrón paella..!
..
La oriunda marcó su huella
arrastrada por los vientos,
perdió espuelas, perdió tientos
y se olvidó de las brisas
que hacían, con sus sonrisas,
iluminar firmamentos....
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Al contrario que en los cuentos,
¡no fue feliz la princesa
como lo era en la dehesa...!
El príncipe era tosco,
iracundo, obeso, hosco
y eructaba en la mesa..
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La oriunda fue presa
de hondos padecimientos...
Rogó entonces a los vientos,
ser llevada en sus ancas,
hasta las arenas blancas
de sus mares cenicientos..
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Y volvió a sonreir,
montando overos corceles,
rodeada de lebreles,
en las infinitas pampas,
lejos de abusos y trampas
y equívocos oropeles....
..
Xan
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