miércoles, 10 de noviembre de 2010

La guerra del río...

La guerra del río...


(Cuando los argentinos dormían abajo de un puente)
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-¡Oiga! ¡Oiga! ¿ Hablo con la Guerra del Rio?

-No, señor… Esta es la de al lao, pero lo comunico con la del Rio.

-¡Oiga! ¡Oiga! ¿ Hablo con la Guerra del Rio?

- La mesma, si señor… ¿En qué puedo servirlo?

-Mire, yo soy del enemigo y me manda el Teniente Bolas, que les pregunte si abren hoy la Guerra y en caso afirmativo, a que hora van a empezar las hostilidades.

- Espere un minuto nomás, que le pregunto al Sargento Vilas.

Un minuto nomás.

- ¡Hola…! Que no, que hoy no abrimos la Guerra ni las bestialidades. Los piqueteros y las piqueteras, están morfando choripanes para reponer energías y dice que atacaremos la semana que viene, sobre el mediodía, antes del almuerzo y si no llueve… porque paraguas no trajimos.

-¡Ah, güeno! ¿Vos sos l’ Ustaquio de Choscomús, no?
- El mesmo. Y vos ¿ quién sos vos?

-Yo soy tu enemigo, el Xan del Garocho. Te conocí por el acento argentino que tenés… el cantito ¿viste? Ché ¿ Qué pasa en esa orilla? Había una humareda tan grande que el Teniente dijo: “!Joer! Pa mi que el enemigo tá ardiendo” y quiso llamar a los bomberos de Juan Lacaze, pero luego, se lo repensó y comentó: ”!Güeno! Es lo mesmo, si se chamuscan un poco, más rápido los asaremos, enluego! Y siguió mirando con su largavistas a la Mireya que estaba refregando su tetumen contra el alféizar de la ventana. Ansina que ! mira vos… ¡Eran vuestros medios tanques, asando choripanes! Ché Ustaquio y vos ¿Qué hacés en la Guerra?

- Pos nada. Acá los que venimo a la Guerra, es pa no laburar. Y de entrada nomás, me nombraron asistente del Sargento Vilas, especialista en Incineración de cubiertas de camión en el asfalto. ¿Y vos quehacés en la Guerra?

- Yo vine a peliar, pero se me partió la tacuara en dos, cosa que me pasa dos por tres y el Teniente Bolas, me puso a escribir a máquina Underwood, los partes bélicos y a hablar con el enemigo…


-Decime, Ustaquio: ¿Qué pensáis hacer? ¿ Pensáis matar mucho más o mucho menos?

-Mirá Xan… Creo que van a mandar una espía pa ahí, cargada de petardos y se va a amolar pa reventar esa chimenea. Se va a matar a lo zonzo.

-¡Canejo Ustaquio! Eso es grave… Tenemos que parar a esa espía. Va a hacer una hostilidá demasiau belicosa y puede lastimar a alguno que pase por allí, tranquilo y sin casco. Tenés que decirme como puedo reconocer a la espía pa pararla… !Igual tira la chimenea abajo y pa luego pararla , manda carajo…! Dame datos, Ustaquio.

-Sé que es una vieja casada con un señor que colecciona sellos y vive en Pelotillehue. Ella colecciona años… Tiene una pila, como ochenta y ocho, un mes y tres dias, aproximadamente. Y vive en Pelotillehue.
Va a ir disfrazada de diosa, de Diana Cazadora, pero con túnica. Tiene un diente si y tres no. Si tenés dudas, Xan, preguntale como se llama. Si te dice Eduvigis… no hagas caso, no es ella. Ella se llama Pamela y los íntimos la llaman Chú.

-Gracias Ustaquio. Como sé que te la rebanó el perro del Casimiro, no me da pa nojarme. Menos mal que tamos nosotros en la Guerra, si no estos mandos… ya ves… Cualquier cosa les sirve, con tal de fastidiar al enemigo.

-¿Vos creés que durará mucho esta Guerra, Xan?.
-¡Qué va a durar! En cuanto se termienen los choripanes gratis… Se acaba todo. Ustaquio.

-Güeno, hasta mañana Garocho. Saluda al Bolas.
-Hasta mañana, Ustaquio. Saluda al Vilas.

Y se acabó la Guerra.

El Vilas le dijo al Bolas:
“Que haga de juez el Rey,
que entre el arado y el güey
tiene que haber armonía…
Ni la tuya ni la mía,
por el bien de nuestra grey”.

Díjole el Bolas al Vilas:
Vos sos Vilas, yo soy Bolas…
Cavilo, v os no cavilas…
No me hagas n’el Rio olas,
o te dejaré la cola,
pintada de color lila.

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O' Xan.

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