Ostos, pantojos
y trampantojos...
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Entre Ostos y Riveras,
Pantojas y trampantojos,
humedecidos los ojos
por hambrunas y penurias,
huyendo de las lujurias
de una jungla salvaje,
impropia de su linaje,
vuelve a casa Paquirrín,
poniemndo , al cabo, fin...
a su insólito viaje.
Bien escaso de equipaje
con los pies hechos pelota
por influencia de la gota
heredada de su abuelo,
vuelve a buscar el consuelo
del buen jamón de bellota...
Émulos de Livingstone
de Amundsen y Malaspina,
extrañan a la cochina
que pare tiernos lechones
que hábiles marmitones
les asan en la cocina.
Son los héroes de esta hora,
de esta sociedad precaria,
convulsa, estrafalaria
que celebra sus hazañas
por todas estas Españas
y hora menos... en Canarias...
“¡Mártires de la lealtad,
que del honor al arrullo
fuisteis de la Patria orgullo
y honra de la Humanidad.
En la tumba descansad, ...
que el valiente pueblo ibero,
jura con rostro altanero
que hasta que España sucumba,
no pisará vuestra tumba,
la planta del extranjero!”
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