De chiquilín te miraba de afuera
como esas cosas que nunca se alcanzan
la ñata contra el vidrio
en un azul de frío
que sólo fue después viviendo, igual al mío
como una escuela de todas las cosas
ya de muchacho me diste, entre asombros,
el cigarrillo, la fe en mis sueños
y una esperanza de amor.
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