lunes, 26 de abril de 2010

Reflejos en los espejos...


Un Atila Para Anak

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Entre virago y endriago,
Anak, la muy petulante,
nos vino a largar su cante
y como Atila en Roma,
vió que aquello no era broma
y rumbió para su nido,
rajó con rabo caído,
a esconderse tras la loma.

Porque el que las da, las toma
reza el vetusto refrán…
La dejaron comer pan,
mas cuando quiso la chicha,
ahí sintió la desdicha…
!La dejaron como un flan…!

La ídola del Planchón,
el fletero aquitano,
se largó a contramano
y cayó en un socavón…
Un andorrano bribón,
la aplastó como a un gusano.

Moraleja:

! No te pasés, Karenina,
ni quieras tanta salchicha…!
Hay que saber que la bicha,
anque presuma de mucho
en cuanto le viene el chucho
se le arruga… hasta la picha.

El Zapa.
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