domingo, 19 de septiembre de 2010

Divagaciones babilonias...



Cuando la luz encandila...

Xan Da Ponte [XandaPonte] [Msg # 104401/0]

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Decía Don Picerno de Ambalasaguas, Gran Maestre de la Orden de Calatrava, que las iluminaciones periféricas del aura, producen en ciertos humanoides, efectos perniciosos. La descomposición lumínica impide la correlación directa de las neurinas, lo que se traduce en la incapacidad de las neuronas para imbricarse con la debida adecuación. Arnaldo de Vilanova, gran Cofrade y eminente estudioso del tema, ya había advertido del problema, añadiendo además, que los cerebelos bisoños, corren más riesgos de depauperación.

En la Facultad de Ciencias Irrelevantes de la Universidad palentina, una importante tesina, informaba que los cráneos de conformación braquicefálica, con el paso de los años, serían más proclives a experimentar los efectos indeseados de los haces lumínicos de los relámpagos, sobre todo en el hemisferio Norte. Aquí la enfermedad se presentaría con clara sintomatología: Mareos similares a los originados por la ingestión de bollos con licores y garnachas, diarreas mentales permanentes, sueños eróticos con seres extraterrestres, etc.

Ha quedado demostrado últimamente, que el ácido acetilsalicílico, apenas introduce variantes en el desarrollo de esta patología. En Princeton, el sabio uzbeco León Atrapanov, considera que los batidos de plátano canario del Orotava y ciertos hongos de la vertiente Sur de la Sierra Madre, contienen sustancias refractivas, capaces de aminorar los síntomas susodichos.

Permaneceremos atentos.

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