Yo tenía, en mi remota pubertad, una Maestra que se llamaba Camila Claudia . En la escuela tenía otra con los nombres de pila de María Eugenia Federica., pero no era tan güena como la que tenía en mi remota pubertad...
La de mi remota pubertad, jamás la podré olvidar:
Alta como una palmera
y cimbreante como un junco...
Me dejó el corazón trunco
su elegante bamboleo...
y con tan sensual meneo
¡pobre de mi... quedé sunco...!
A veces pienso, cuando me descuido mucho, que quizá sería muy buena idea, escribir algo sobre nuestras maestras...
Además de enseñarnos a leer y escribir correctamente nuestro idioma, nos enseñaron lo que es el espíritu de convivencia y a cerrar los ojos, caritativamente, cada vez que un gesto involuntario hacía que un rosado pezón, asomase su hocico desvergonzado a la intemperie...
Hoy semejante acontecimiento, provocaría. sin duda, la rápida intervención de estos modernos alumnos, con algo tan despiadado como: ¡ Maestra... que se te cae una teta...! o cosas aún más omnosas e irritantes...
Tengo que escribir sobre mis maestras... Quiza resulte una postura incómoda y me salga torcida la letra... pero siempre será una satisfacción escribir sobre alguien que tanto te ha dado y algunas veces... dejado de dar...
¡Yo escribiré...! Ustedes... hagan lo que quieran... Pero si escriben digan la verdad... de sobre quien escriben... No salgan ahora, con cuentos de las Mil y una noche y de que escriben sobre la plácida alfombra de tierna gramilla de la Pradera... o sobre todos esos muñatos que nos han explicau que existen en el Mundo, incluído el muñato, llamado batata de Málaga... o batatón.
La de mi remota pubertad, jamás la podré olvidar:
Alta como una palmera
y cimbreante como un junco...
Me dejó el corazón trunco
su elegante bamboleo...
y con tan sensual meneo
¡pobre de mi... quedé sunco...!
A veces pienso, cuando me descuido mucho, que quizá sería muy buena idea, escribir algo sobre nuestras maestras...
Además de enseñarnos a leer y escribir correctamente nuestro idioma, nos enseñaron lo que es el espíritu de convivencia y a cerrar los ojos, caritativamente, cada vez que un gesto involuntario hacía que un rosado pezón, asomase su hocico desvergonzado a la intemperie...
Hoy semejante acontecimiento, provocaría. sin duda, la rápida intervención de estos modernos alumnos, con algo tan despiadado como: ¡ Maestra... que se te cae una teta...! o cosas aún más omnosas e irritantes...
Tengo que escribir sobre mis maestras... Quiza resulte una postura incómoda y me salga torcida la letra... pero siempre será una satisfacción escribir sobre alguien que tanto te ha dado y algunas veces... dejado de dar...
¡Yo escribiré...! Ustedes... hagan lo que quieran... Pero si escriben digan la verdad... de sobre quien escriben... No salgan ahora, con cuentos de las Mil y una noche y de que escriben sobre la plácida alfombra de tierna gramilla de la Pradera... o sobre todos esos muñatos que nos han explicau que existen en el Mundo, incluído el muñato, llamado batata de Málaga... o batatón.
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Maestrita peculiar,
dulce carita de rosa
que me enseñaste una cosa
que jamás podré olvidar...
y no la voy a airear...
¡que hay golosos! ¡y es sabrosa...!
.
A la Pá de Dió!
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Des Kisio
Puetón.
Des Kisio
Puetón.