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¡El señor de la tiorba, para mí, qúe tiene razón! Pero por vías estrechas... no se puede correr...
Ocurre que acá lo que importa no es precisamente, aportar al discurso, siempre en ciernes, la argumentación adecuada, para que cualquier juez sentencie a favor de un demandante remiso.
Yo creo que en esta Redota, no es "el querer tener razón", el mal que nos aqueja. El mal radica en que se prefiera utilizar la prepotencia basada en inciertas superioridades, jamás demostradas, obtenida - siempre - en la famosa Universiodad de la calle... para apabullar al interlocutor con "necedades"... que son las armas que se aprenden a usar en esa Universidad. Bien dijo alguno por ahí... que los perros callejeros, son muy sabios...
Acá se ganan las querellas con tarascones... Jamás con razones. Nunca el objetivo de una discusión es llegar a la aclaración del tema en cuestión, ni esforzarse en mostrar evidencias demoledoras... o flecos impensados que puedan iluminar el objeto del debate... ¡No!.. Eso es secundario... Profundizar: ¡Jamás! Las brozas y marañas impiden el paso olíumpico de nuestros atletas de la palabra y ellos necesitan pista libre, cancha abierta para sus excéntricas farsas, con las que siempre rematan sus "argumentaciones: ¡El insulto soez... la burda provocación y la dulce puñaladita trapera por abajo de los faldones, con nocturnidad y alevosía... de los más timoratos...!
¿La Razón? La Razón es una valiosa perla nacarada que nadie se esfuerza en encontrar...
¡Para qué, si una perlada puteada vale más, en esta menoscabada Sociedad de trashumantes, que todas las perlas de los Mares del Sur...?
Des Kisio.
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Ocurre que acá lo que importa no es precisamente, aportar al discurso, siempre en ciernes, la argumentación adecuada, para que cualquier juez sentencie a favor de un demandante remiso.
Yo creo que en esta Redota, no es "el querer tener razón", el mal que nos aqueja. El mal radica en que se prefiera utilizar la prepotencia basada en inciertas superioridades, jamás demostradas, obtenida - siempre - en la famosa Universiodad de la calle... para apabullar al interlocutor con "necedades"... que son las armas que se aprenden a usar en esa Universidad. Bien dijo alguno por ahí... que los perros callejeros, son muy sabios...
Acá se ganan las querellas con tarascones... Jamás con razones. Nunca el objetivo de una discusión es llegar a la aclaración del tema en cuestión, ni esforzarse en mostrar evidencias demoledoras... o flecos impensados que puedan iluminar el objeto del debate... ¡No!.. Eso es secundario... Profundizar: ¡Jamás! Las brozas y marañas impiden el paso olíumpico de nuestros atletas de la palabra y ellos necesitan pista libre, cancha abierta para sus excéntricas farsas, con las que siempre rematan sus "argumentaciones: ¡El insulto soez... la burda provocación y la dulce puñaladita trapera por abajo de los faldones, con nocturnidad y alevosía... de los más timoratos...!
¿La Razón? La Razón es una valiosa perla nacarada que nadie se esfuerza en encontrar...
¡Para qué, si una perlada puteada vale más, en esta menoscabada Sociedad de trashumantes, que todas las perlas de los Mares del Sur...?
Des Kisio.
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