Babilonia fue una fabulosa ciudad de la Antigüedad, de la que aún hoy pueden verse las ruínas, al Sur de Bagdad y a orillas del refrescante y acaudalado río Éufrates, primo hermano del Tigris que está un poco más enllá.
Es famosa por sus Jardines colgantes, que fueron declarados una de las Siete Maravillas de la Antigüedá remota.
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La denominación de origen de Babilonia es “babilonio”. En ingles: “babylon”, que se pronuncia: “beibilon”,
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Esta gente alcanzó un estado de bienestar insispechado para la época. Tuvieron un gran estadista que, a base de copipaste, hizo un Codigo, refundido de otros más viejos y con ese Código gobernó al país, con un sistema judicial que ya pa sí quisieran todos nuestros modernos países. Se llamó el Código de Hammurabi...
¡Hammurabi!
¡ojo! con dos emes, porque lo puse con una “eme” en el Mataburros de Google y con letras azules - que me dejaron sonrojado - me dijo muy sueltito de manos y malcarado: “Usted quizá quiso decir Hammurabi”.
.¡Güeno! Uno tampoco puede reclamarle buenos modos a quien te enseña gratis.
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Prosigamos... sin disquisiciones al cohete.
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Si se cansa de leer, déjelo ya... Soy capaz de comprender que considere más rentable, leer a Camilocela o a Valleinclán...
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Como pasa siempre, a la casa del pobre nadie acude a pedir limosna, pero en cuanto uno levanta un poco la cerviz, empiezan a acudir los pordioseros en enjambre. Y a veces, no piden.. ¡exigen o roban! si el hambre acucia.
¡Güeno! Pasó que los invadieron unas hordas del Norte – antes las hordas, siempre venían del Norte, no como ahora que vienen siempre del Sur - y se apoderaron de la ciudad..
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¡Sic transit gloria mundi!
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¡Eran los amorreos!
Una calamidad de pueblo, contaminado y cuáseque
avasallado por las Tribus chonas de Mongolia. Habían domesticado el caballo y lo habían preparado para hacer la guerra, montados en su lomo, con las sentaderas descansadas y desde la “altura” de la alzada del equino, lanza en ristre, aquel pueblo depauperado y hambriento, pudo vencer a la pedánea infanterría babilónica.
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Esa ha sido la única vez en la Historia que los chones ganaron una guerra. Y fue suficiente para destruir una civilización avanzada y envidiable.
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Con el auge temporal de los chones, coincidió la debacle de Babilonia. No supieron mandar, porque jamás supieron obedecer. A los tres meses, la ciudad, se convirtió en una farándula infernal. Un aquelarre. Una orgía de sexo y sangre.
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Fue emtonces que se empezó a llamar a esos nuevos babilonios, “bobilonios”. Ensuciaron la ciudá, meaban en las esquinas, fornicaban como perros en la calzada... La promiscuidad y la barbarie, acabaron en pocos meses, con la elegante Babilonia. Dicen que el putiferio fue tan gigantesco, que llegó a haber más de cien mil putas/os mil y ya no se podía conocer a simple vista el sexo de las personas.
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El Imperio chon, duró en Babilonia pocos días más, hasta que el Dios Marduck, cansado por tanto desafuero y harto de tanta pestilencia, no esperó a que los consumiera la peste que ya se propagaba por todo el país...
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El Éufrates y el Tigris, al unísono y al grito de ¡Ya!
pronunciado por el Dios, multiplicaron su caudal cien mil veces, tantas veces comno putas/os había en la ciudad... y en diez minutos se ahogaron con agua, todos los que ya casi estaban ahogados en vino.
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Y no quedó un sólo chon vivo..
., había emprendido el viaje de regreso a Ulambator con una de sus barraganas, llamada MamaChon.
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De ahí, que en ciertos paises del Nuevo y Viejo Mundo, a los chones se los conozca como: “babilonios” y algunos sin empacho y como para pinchar en blando y por ver si se ofenden, los llaman: “bobilonios”, “babilochones”,” bobalicones” y, por supuesto, chones, cochones y
pendorchones.
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Des Kisio.
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