* Frustración .
(La palabra preferida por los redoteros)
Me voy...
Tiro hacia mi destino,
que es el camino.
(La palabra preferida por los redoteros)
Me voy...
Tiro hacia mi destino,
que es el camino.
El camino siempre es largo
pero equipaje no cargo
y voy ligero y sin tino...
pero equipaje no cargo
y voy ligero y sin tino...
sólo un botellón de vino
y el mate para mi amargo.
.
Me voy...
Dejo el ayer por el hoy
y el ruido por el letargo.
Contigo éramos dos,
y sólo uno, sintigo
me procuraré el abrigo
de una choza en la montaña
y morirá la cizaña
que cultivaste conmigo.
Vos sos libre pa volar
y fabricarte otro nido
que Dios te de un güen marido
y a mi un cartapacio
pa describir muy despacio
lo ruines que hemos sido.
Yo cazaré en los alcores
y pescaré en el río,
me guareceré del frío
bajo otros cobertores,
gozaré de otros amores
¡ del tuyo ya no me fío!
Si algún día te entristeces
andate al sauce llorón
haz con hojas un jergón
y rememora las veces
en que ambos juimos jueces
de nuestra emancipación.
Vos oficiaste de reina
y yo de pobre vasallo…
Vos te bajaste tu sayo
y dijiste, imperante:
“Ha llegado el instante
de terminar este ensayo”.
Y me cerraste la tienda…
Yo guardé los utensilios,
y mis primeros auxilios
fueron las frías corrientes
de aquel arroyo insurgente
que me helaron los “cecilios”
Me voy ande no se note
que puedo vivir sintigo…
Mi risa sería un castigo
pa tu grande realeza…
Revolcado en la maleza
estoy mejor que contigo.
Tiendas ande no me fían,
no importa que se me cierren…
No quiero que se me emperren
un día, y al otro día
quedarme en la pasantía…
¡Pa eso, mejor… me entierren!.
.
Contigo éramos dos,
y sólo uno, sintigo
me procuraré el abrigo
de una choza en la montaña
y morirá la cizaña
que cultivaste conmigo.
Vos sos libre pa volar
y fabricarte otro nido
que Dios te de un güen marido
y a mi un cartapacio
pa describir muy despacio
lo ruines que hemos sido.
Yo cazaré en los alcores
y pescaré en el río,
me guareceré del frío
bajo otros cobertores,
gozaré de otros amores
¡ del tuyo ya no me fío!
Si algún día te entristeces
andate al sauce llorón
haz con hojas un jergón
y rememora las veces
en que ambos juimos jueces
de nuestra emancipación.
Vos oficiaste de reina
y yo de pobre vasallo…
Vos te bajaste tu sayo
y dijiste, imperante:
“Ha llegado el instante
de terminar este ensayo”.
Y me cerraste la tienda…
Yo guardé los utensilios,
y mis primeros auxilios
fueron las frías corrientes
de aquel arroyo insurgente
que me helaron los “cecilios”
Me voy ande no se note
que puedo vivir sintigo…
Mi risa sería un castigo
pa tu grande realeza…
Revolcado en la maleza
estoy mejor que contigo.
Tiendas ande no me fían,
no importa que se me cierren…
No quiero que se me emperren
un día, y al otro día
quedarme en la pasantía…
¡Pa eso, mejor… me entierren!.
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