¡Bueno, bueno, bueno...
bueno es el Mundo, bueno, bueno...
como al fin, de Dios Obra Maestra...
¡Oh témpora, oh mores!
¡Témpora y temporales tuvieron que pasar... antes de que Carlitos se decidiera a desfacer entuertos y nos dejara en la más triste postración, al reconocer que de periodista no tiene un rábano.
¡Se me cayó mi ídolo al barro!
¡Ya nada será lo mesmo!
El Sr. Carlitos es anticuario.
Una muy digna profesión, por cierto. En mi pueblo los llaman antiguallos, sin que el vocablo tenga ninguna connotación peyorativa.
Y ya que antiguallo tenemos, quiero hacerle un comentario al Sr. Carlitos.
Hace quince días, en la Iglesia de Cambeiro do Souto, próxima a mi pueblo, robaron del Altar Mayor una hermosa talla de la Virgen de los Ardientes Amores.
Un retornado de Chile, denunció que por el acento de los chorros, a los que oyó parlotear cuando subieron a la furgoneta para huir, eran chilenos... muy probablemente de la Zona Central del país.
Si Carlitos sabe algo de este mejunje, le rogaría
que hiciera lo posible por devolver a esos defraudados paisanos su Virgencita, de la que son extremadamente devotos.
No creo que por este incidente periodístico, destapado por la Sra. Anaka de Australasia, Carlitos se vea impelido a abandonar Redota.
Por mi parte... aún me considero con fuerzas, para seguir echando algún vistazo a sus longilíneas crónicas marcianas... de vez en cuando... si no cae en el deleznable insulto... a los que parece muy proclive en estos últimos tiempos...
O'Celedonio.
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