lunes, 3 de enero de 2011

Propósitos de enmienda

Tras el examen
de conciencia...


Yo nunca le llamé gilipollas a nadie... porque considero que las personas deben ser tratadas con todo respeto y educación, sobre todo si se trata de coforeros, aparceros, medianeros... etc.

Haciendo memoria... sí recuerdo haberle llamado al Pollo
Morazo, cornudo, cornúpeta, astado, unicornio... aparte de
eunuco, capau, emasculado... y perforau... de lo cual estoy muy arrepentido, porque ni aún al Pollo, tenía yo el derecho constitucional de atribuirle tales dicterios... Y más, cuando el pobre, acá en Redota, siempre se compprtó como una novicia ursulina del Sagrado Corazón de Marieta.

Todos estos errores cometidos por mi falta de sindéresis y
mis irritaciones viscerales, este Año Nuevo, serán erradicados de mi vocabulario. Es una promesa que me he hecho a mi mismo... y... ¡sabremos cumplir...! ¡sabremos cumplir!.

A mi provecta edad... ya es hora de que vaya mostrando a propios y extraños, que un hidalgo bien nacido y bien parido, no debe andar por el Mundo como un pervertido esquizofrenético, rompiendo los encajes de bolillos a
inocentes redoteros, tiernos y virtuoosos.

Archivaré todos mis vicios y me dedicaré exclusivamente a ser virtuoso, honesto, santo y seña.

Eso es lo que me propongo para este Año.
¡A ver si lo logro!.
No quiero ser más el ogro de Lgroño... coño!


O'Celedonio.

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