"In illo tempore", mi estimada corresponsala, no existían ni las Clínicas Kiron para partos principescos, ni las Clínicas mentales de López Ibor.
No obstante, nuestra Serenísima Reina Doña Juana I de Castilla, parió con buena fortuna, fruto de su afiebrado amor por nuestro Serenísimo Rey consorte Felipe, seis retoños, de espectacular envergadura histórica.
Doña Juana quiso ser monja... y no la dejaron. Quiso vivir sin cuernos... y tampoco la dejaron....
Al más grande Monarca de los Tiempos Modernos, el Emperador Carlos I de E$spaña y V de Alemania, azote de Lutero y más católico que sus católicos abuelos, Isabel +Fernando, lo parió nuestra hermosa Reina (que no sólo era Hermoso su marido), en un "retrete" de Gante de Flandes, haciendo bueno el refrán de que "no importa parir donde... si nace Conde·... Y aún mejor, digo yo... si Emperador...
Si usted cree que Doña Juana ha sido maltratada por su pueblo... está errada. A Juana, su pueblo la adoró, a pesar de sus loc uras. Y si estuvo cuarenta y seis años encerrada, fue por culpa de que los Lópeces Ibores, estraban aún por nacer y las enfermedades mentales, nadie sabía tratarlas si no era con el encierro.
Aquellas tenebrosas exequias del marido, por los caminos de
Castlla, avanzando siempre con nocturnidad e impidiendo la presencia de mujeres en la fantasmagórica procesión, le acarrearon muy mala Prensa.
En Inglaterra, le hubieran cortado el gañote... como a la Estuardo, a la Bolena... tras una opípara cena...
A su admirada Asanteva, su de usted, supercivilizado anfitrión, el inglés, la desterró a las Seychelles, donde murió de hambre y sed en el desierto, trás más de veinte años de
padec imientos y salvaje ostracismo.
¡Qué la Pá de Dió... sea con nobis y con vobis!..
Por cierto... debo asabentarla de que nuestra Reina Juana era una gran latinista, con una rigurosa formación intelectual. A los nueve años... ya hablaba en latín. Murió en Tordesillas, con muchos años, cerca de ochenta y muy pocos luceros alumbrándola.
Los primeros enemigos de tan generosa mujer, fueron su marido y el resto de su familia. Nosotros,los vasallos, seguimos adorándola".
Dotó Des Kisio.
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No obstante, nuestra Serenísima Reina Doña Juana I de Castilla, parió con buena fortuna, fruto de su afiebrado amor por nuestro Serenísimo Rey consorte Felipe, seis retoños, de espectacular envergadura histórica.
Doña Juana quiso ser monja... y no la dejaron. Quiso vivir sin cuernos... y tampoco la dejaron....
Al más grande Monarca de los Tiempos Modernos, el Emperador Carlos I de E$spaña y V de Alemania, azote de Lutero y más católico que sus católicos abuelos, Isabel +Fernando, lo parió nuestra hermosa Reina (que no sólo era Hermoso su marido), en un "retrete" de Gante de Flandes, haciendo bueno el refrán de que "no importa parir donde... si nace Conde·... Y aún mejor, digo yo... si Emperador...
Si usted cree que Doña Juana ha sido maltratada por su pueblo... está errada. A Juana, su pueblo la adoró, a pesar de sus loc uras. Y si estuvo cuarenta y seis años encerrada, fue por culpa de que los Lópeces Ibores, estraban aún por nacer y las enfermedades mentales, nadie sabía tratarlas si no era con el encierro.
Aquellas tenebrosas exequias del marido, por los caminos de
Castlla, avanzando siempre con nocturnidad e impidiendo la presencia de mujeres en la fantasmagórica procesión, le acarrearon muy mala Prensa.
En Inglaterra, le hubieran cortado el gañote... como a la Estuardo, a la Bolena... tras una opípara cena...
A su admirada Asanteva, su de usted, supercivilizado anfitrión, el inglés, la desterró a las Seychelles, donde murió de hambre y sed en el desierto, trás más de veinte años de
padec imientos y salvaje ostracismo.
¡Qué la Pá de Dió... sea con nobis y con vobis!..
Por cierto... debo asabentarla de que nuestra Reina Juana era una gran latinista, con una rigurosa formación intelectual. A los nueve años... ya hablaba en latín. Murió en Tordesillas, con muchos años, cerca de ochenta y muy pocos luceros alumbrándola.
Los primeros enemigos de tan generosa mujer, fueron su marido y el resto de su familia. Nosotros,los vasallos, seguimos adorándola".
Dotó Des Kisio.
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