martes, 13 de octubre de 2009

Noche brava...


Del Chamaco era la esposa,
pero una noche gloriosa,
apareciose el Orozco,
peludo, cetrino, hosco...
que la miró con fijeza...
La noche oscura y aviesa,
fue la sagaz celestina
de una aventura traviesa...

MIentras, con suma tristeza,
el Pollo en su pecé,
buscaba el cómo y por qué
el Anfitrión de Redota
lo pataeba con su bota
la tibia y el peroné.

El Xan gritaba ¡olé!
¡Güena faena, maestro!
que pa tumbar un cabestro
coate y talcahuano
se necesita la mano
de un acreditado diestro!


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