lunes, 27 de enero de 2014

Del Cancionero popular...


Una mañana temprano,
 cogí mi caballo
y me fui a pasear...
tuve que pasar la Ría
 de Villagarcía
que es puerto de mar...
(Villagarcía, no la Ría)

Luego sigue:

Yo te daré,
te daré, niña hermosa,
te daré una cosa,
una cosa que yo solo sé:
¡Café!

¿Qué carallo de café le vas a dar vos a la niña:
americano, colombiano, con leche, solo, cortado... cafeinado, descafeinado
de qué carallo de café se trata...?
Primero tendrías que empezar por darle los buenos días a la niña y luego preguntarle: Niña...¿te gusta el café?
¿O es que la niña tiene que tomar café porque a vo te da la real gana?
¡Un poquito de respeto, caracoles!
¿Y si le gusta el té, ¿qué pasa? ¿Va a tomar café porque a un pelandrún, arriba de un borrico al que llama caballo, se le antoja darle café?
¡’Hombre un poco de sindéresis!

¡Le vas a dar café... una cosa que yo solo sé... y no sabés si ella no querría, quizá, en vez de café,  un abrigo de visón o un todoterreno con tracción cuatripatita!
¡No! ¡Vo le vas a dar café!
¡Cualquier café, aunque sea de achicoria!
¡No te toca los ovoides!

¿Y si ella, inocente pombiña, ve en vos el esperado Caballero Audaz de sus sueños, qué es lo que te parece que puede pensar la niña?

¡En resumen... que sos un paleto montado en burra y mereces más las coces de la susodicha que los besos de la niña hermosa!

¡Con Dios, cafetero!

O’Xan

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