QUISICOSAS...
Nadie la evoca ... ni la provoca
ni la convoca...
pero ella viene...
y se entretiene
en echar espumarajos
como cabezas de ajos
por la boca.
Se encabrita, se descoca,
se enfurece...
Irritada amanece
y cuando le dan las trece...
claudica y se va a la cama,
no sin que antes se lama
las heridas con aceite.
Por los puertos de Beceite,
ya están sonando las diez...
y yo me digo: ¡Pardiez!
¡Que despilfarro, señores,
verse rascar los picores
a esa espléndida mujer...!
Ni en la Corte de Aranjuez,
hubo tantos despilfarros...
Ni Godoy con sus cacharros
ni el Rey con sus cachorros
nos mostraron tantos morros
como los de estos chaparros.
O’Xan
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