Los rescoldos humeantes
nos delatan la sangría
que en menos de medio día,
hizo doblar la cerviz
del caballero Traviz
y su ilustre compañía.
.
Por un lado, la alegría
de los malvados perversos
que con tres o cuatro versos,
ablandaron las verijas...
de orgullosas sabandijas,
dueñas de estos universos...
.
¡Viérais allí los lamentos,
del chon mayor de la Banda,
apretando su bufanda,
pa proteger su garguero
y buscando un agujero
pàra esconder su vianda.
.
El que en las “chicas” se agranda
y en las grandes se agosta
cual desdeñable mangosta
de vieja estirpe agipciana,
que en cuanto huele la cana...
se hunde... se desmorona...
.
Arrastrado en la lona,
aún le quedan redaños,
tras de tantos desengaños,
ya vencido y medio muerto,
pá dar... por falso lo cierto
y seguir con sus amaños...
.
...Y van pasando los años
y el chon mayor ... no aprende
que sobre su cuello pende
la espada del Antichón...
que hoy le dió un coscorrón
y mañana...: ¡Eso depende
.
.!
Xan.
.
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