lunes, 16 de febrero de 2009

¡Tiré mi pitillo al río...!


Esta otra anécdota, también es tan Real como la Real Academia de Los Lenguaraces.

Estaba yo, un lunes, recostado a otro tronco de otro pino, tomando otro mate, cuando vide aparecer por los bajíos, un hombretón de buenas proporciones, acompañado por un soberbio garrote de quebracho colorado...

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- ¡Buenos días! me dijo.

¿Es usted el señor Xandaponte?

- ¡Bueno... depende...!- contesté, un poco amoscado. Los lunes y martes: No. Los miércoles... un ratito a mediodía. Los demás días de la semana... sí que soy Xandaponte.

-¡Qué lástima! – masculló el hombre -

¿Sabe usted? Yo venía a darle unos garrotazos, pero si usted, lunes y martes no es... yo los demás días no puedo venir. Tengo gimnasia.

- ¡Bueno... no se amohíne usted, hombre...! Podemos fijar una fecha para encontrarnos.

¿Usted tiene mucha prisa para pegarme esos garrotazos...?

- ¡No... No...! ¡Ninguna prisa!

- ¡Entonces no hay problema! ¿Qué le parece el Jueves Santo?

- ¡Imposible! Los días sagrados no trabajo.

- ¡Pues mire... la verdad... que yo no sé como vamos a hacer...!

- Y yo tampoco. Con usted... da gusto. Me da todas las facilidades...

soy yo el que está medio entreverado...

- - Dígame... y usted... ¿tiene fecha para que yo le devuelva esos garrotazos...?- ¡Esa es otra...! ¡Tampoco tengo nada previsto!

- ¡Y si lo dejamos hasta que maduren los higos?

- ¡ Esa es la solución más adecuada! Lo felicito por la transparencia de sus ideas...!

- ¡Hablando se entiende la gente de bien! ¿No?

- ¡Muy cierto, señor! Perdone las molestias y buenos días.

- ¡Con Dios... buen hombre!

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Lo observé de reojo, como con paso resuelto, se dirigió al loquicomio y pensé que quizá, ese mismo camino, era el que yo debería tomar.

- Sin embargo, consideré que sería mucho más coherente, de mi parte, esperar al menos... hasta el miércoles…

Y tiré el pucho de chala al río... cuando a mi lado tenía bruto cenicero.

...

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