(El Poyo Chamaco y el Mosquetero Orozco)
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¡Bueno! Al final no llovió y tampoco van a poder leer la entrevista al Mosquetero Orozco y la señora Sarete de Saretela.
¡Me la vetó el Jefe.
Y me la vetó simplemente, por una pregunta que le hice a la señora y que me dijo el Xan que eso no iba, que o lo recortaba o nada de nada.
Ante tal incongruente acto de prepotencia, antidemocrático y atentatorio contra la libertad de expresión que debe tener todo periodista decente... no acepté y ahí quedó la entrevista a la espera de que las turbulencias amainen.
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Ustedes se prreguntarán:
¡Qué carajo de asunto tan grave era ese, pa que el Torquemada de turno, lo vetase?
¡Pos una tontería, una nonada... pero así está el patio en este Reino de Taifas!
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Estábamos hablando de Casas. No de Bartolomé de las.
De las casas en que había vivvido la Sarete. La pregunta fue:
¿Quién la tiene más grande, su ex el Poyo u Orozco el Mosquetero, aquí presente?
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La señora me contestó que la del Poyo, es minúscula, oscura y que necesita urgentes repareaciones y la de Orozco, enorme, luminosa y muy atractiva... estilo rococo versallesco...
Resultaba obvio que nos estábamos refiriendo a Casas, no a Bartolomé de las. A Casas de ladrillo con pisos de parket de maderta de jacarandá macho.
¡Pos que no lo entendió así nuestro gerifalte protector de nuestras viandas cotidianas...!
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¿Te imaginás, Moralêjo, el pollo que nos va armar el Poyo, si publicamos eso...? Va a decir que somos unos guarros ornitorrincos pornográficos, corruptores de mayores con disfunciones en el píloro!
¿Te imaginás? Mejor lo dejamos, Martín, hasta que amainen las turbulencias.
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¡Y assí está la cosa!.. ¡Qué por ahora, ustedes se quedaron sin poder carcajearse de una entrevista jocosa y amena, porque un señor, con humos de Gran Protector de la Moralidad ajena, se arrugó ante la pataleta que se le avecinaba al chamaquete Poyo.
¡Pero no vamos a tirar el congrio a la mar!..
En cualquier momento y al menor descuido del Gran Poder, el artículo será publicado... si no lluve... pese a quien pese!
¡Se lo prometo!
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Moralêjo.
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