lunes, 24 de marzo de 2008

"Cacharros..." - ( Abreviado de "Casos charros")


No puedo verme a mi mismo.
El espejo…
El espejo nunca dice nada. Una sardina ante un espejo, sólo muestra sus escamas… Nunca su espina. Ante el espejo sólo veo mis propias escamas.
Me acuerdo del protagonista de “La náusea”, elucubrando ante la luna del armario sus problemas existenciales. Y me viene a la cabeza el proverbio de Machado, cuando nos pone en guardia:
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El ojo que ves no es
Ojo porque tu lo veas,
Es ojo porque te ve.
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O dándole. una vuelta:
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Mis ojos en el espejo
Son ojos ciegos que miran
Los ojos con que los veo.
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Cada uno tiene una forma distinta de verse en el espejo.
Hay seres… con mucha fantasía.
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Existen dos clases de individuos:
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1.- Los que viven contentos de si mismos.
2.- Los que viven descontentos de los demás.
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Los primeros, son felices. Yo soy uno de los indivíduos del inciso 2.
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Entre paréntesis, los clasificados en el primer grupo, tienen sus razones para estar satisfechos de sus propias personas.. En ningún caso, logré nunca alcanzar la razón de sus razones para disfrutar de tanta satisfacción.
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Éste es un discurso personal. Voy a hablar de mí.
Voy a pensarme y a soñarme. Verme dormido.
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No soy honrado en mis sueños. Unas veces, salgo bien parado de ellos. Otras, demasiado mal. He tenido sueños que me han hecho sufrir remordimientos de conciencia,, después de haber despertado y me han acarreado complejos de culpabilidad… por delitos incometidos.
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Por eso, me molest.a soñar dormido…
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Ni siquiera me sedujo el sueño del harén en el que yo era el dueño y señor de las más bellas huríes de la imaginación oriental.
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Soñar despierto unas horas, sentado en un cafetín del puerto, rodeado de la palpable miseria que encierra una medianoche, me resulta, a menudo, más evocador.
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La música pecaminosa, torna fétido el ambiente.
Hay olor a pecado, Lo nauseabundo es pecaminoso. El lugar exhala un olor bien característico, propio de burdel. Las mujeres… son simples hembras. Pobres hembras desgreñadas, con los sentimientos soterrados, los labios muy rojos, ojeras de luto o morado cuaresmal… e hijos en el hospicio.
Todas tienen sueño…
Algunas… se nota… sueño de Eternidad.
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Los hombres, son guiñapos. Bestias exhaustas atraídas por el olor del recuerdo sexual. Tísicos abejorros… que vienen a libar flores yertas…
Poco dan… y menos reciben.
Una moneda… por una insatisfacción.
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Y uno piensa… Piensa que lo que esta viendo no es un sueño.
Aquí, no voy a experimentar la sensación de un brusco despertar. Mañana, podré revivir estas mismas sensaciones.
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De sueños como el del harén, uno despierta… y también piensa. Piensa en su propia imbecilidad. ¡ Huríes ¡ ¡ Vaporosos velos ¡ ¡ Mullidos almohadones ¡ ¡Erotismo sutil ¡
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¡ El vicio enmascarado en la falacia de un sueño gentil !.
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Y acá… el pecado, no huele a pecado. Huele a rosas frescas. Las mujeres son diosas inmaculadas, vírgenes intocadas. Y yo, gran dios del Olimpo… aquí estoy, tan feliz, viviendo mi orgía despreocupadamente… ingenuamente…
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El timbre del despertador, me hace sent.ir mula de reata, a la que el arriero propina estridentes latigazos, para que siga el camino derecho…
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Son muchas las veces en que un sueño puede confundir nuestra propia realiadad en vigilia. Los sueños propios. No los ajenos.
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O Xan.

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