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Alabo la fama extraña
de la suave piel de armiño
y la cuido con cariño
y con amor navideño,
pero a nadie le enseño
como de blanco la tiño..
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En las orillas del Miño,
muy lejos de A Coruña,
me vendió piel de vicuña
un peletero bisoño,
supe que era de Logroño...
se lo noté por la uña.
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Tenía forma de cuña,
le penetraba en la entraña,
y como acá en España,
no hay uñas de ese diseño,
torcí mi ceñudo ceño
y me adentre en mi cabaña.
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Con agua de Carabaña,
aplaqué mi sed de riña
y por no darle una piña
y no tirarle del moño
exhalé un profundo ! Coño !
y fuime a podar la viña.
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Xan
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