lunes, 8 de junio de 2009

El Pensador



Con cuatro gules y acero
en su escudo nobiliario,
se le cayó el mobiliario
a este procaz parlanchín,
colifato bergantín,
hundido en su Centenario.

Si esa boca de otario,
se callara alguna vez,
hoy ni tendría estrés
ni sentiría perdiz,
pero ¡qué va...!, al Traviz,
se le atraganta el jerez...,
enrojece la nariz
y se sentencia... sin Juez.

Con cuatro gules y acero
en su escudo acuartelado,
bien servido y bien honrado,
habrá quedado el Nandú,
que remedando al Tatú,
anda por ahi... ¡¡¡amagado...!!!
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Martín Moiralêjo
con acento circunflejo
.
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