lunes, 8 de junio de 2009

Vanesa...

Obra de P. Ricazo "El ombligo de Vani"


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Vanesa creció sabiendo que era poseedora de un señor ombligo. Su madre todas las noches, tras el baño habitual, pronunciaba siempre las mismas palabras: ¡Qué ricura de precioso ombliguito tiene mi preciosa niña! Y eran ciertas, tanto la hermosura del ombligo, como la de la niña.

A los doce años, con la aquiescencia de la orgullosa madre, ya la niña, se las arreglaba para que tanta hermosura no quedara en penumbras.

Las modistillas del barrio de la Arganzuela, pusieron de moda las blusitas a media barriga, cosa de que las chicas pudieran exhibir su más o menos cóncavas cicatrices umbilicales...

En pocos años, el ombligo de Vanesa, se fue haciendo famoso, a lo que coadyuvó su cabellera rubia y la belleeza natural de su rostro, que conservó sus rasgos más infantiles hasta muy avanzada la pubertad.

Hizo telenovelas, en las que mostraba su ombligo, la invitaban a discotecas, para que mostrase su ombligo y se la disputaban los fotógrafos profesionales de las más importantes revistas femeninas,

Cosmopolitan, Elle, Glamour, Marie claire, Hola, Vanity fair...etc.

para hacerle entrevistas, en las que su ombligo era el punto de mira esencial y del que presentaban en portada sugestivas fotos a todo color... y ella, pacientemente, se explayaba, en explicar como cuidaba ese tesoro, las cremas que utilizaba, los pinceles que usaba para espolvorear los pliegues más reconditos y cómo eliminar la pelusilla, tan adicta a concentrarse en ese lugar.

Su fama fue creciendo a medida que crecían ella y su ombligo.

Nunca con más razón podrá decirse, que Vanesa, la madfe, el padre, el tio de Málaga y la prima de Andújar, vivían de mirarse ella el ombligo y tenerlo bien aderezado para que se los miraran los demás...

Se hizo diseñadora de ropa femenina. Fue a Paris, a la Escuela de Madame Lavoissiere, prima dona de la

Haute Couture francesa.

Esta bella dama parisina, muy experimentada en trapos y tropas, dictaba sus clases de Alta Costura, a discípulos priv ilegiados, en el piricoto (cumbre, cúspide, ápice) de la Torre Eiffel, el punto más alto que se puede hallar en París. Nadie podrá decir que lo de Madame Lavoissiere, no es verdaderamente Alta Costura.

A tanta altura llegó la fama de Vanesa que un pintor de Malaca, genio de la paleta, le hizo un famoso retrato a su ombligo, con éxito similar a su fenomenal “Guerrica” y de las mismas características y similares dimensiones. Y también, como aquel, fue expuesto en la Sede de la Naciones Unidas de Nueva York, para delicia de videntes e invidentes, de toda la Aldea Global.

Se escribieron libros... novelas, ensayos, poemas líricos y épicos, sobre el hoyito barriguero de tan afortunada señorita...

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Y así pasaron varios años, todos ellos de doce meses, como está mandado y 365 días, menos algún bisiesto.

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Hoy, a primera hora de la mañana, una noticia me ha sobresaltado.

En la portada del diario “El diblo Mundo”, leo:

“Vanesa Vitureira, subasta su ombligo”

Y sigo leyendo la letra pequeña:

“ En Soteby’s Verdisol, tendrá lugar esta tarde a las 16 hoas, 22 minutos, cuarenta y cinco segundos más o menos, la subasta del universalmente conocido ombligo de Vanesa.

El ombligo, en perfecto estado de conservacíon, será entregado al mejor postor en estuche de terciopelo negro, con la perlita de Madagascar a él adherida, desde los tiempos que el Gran Paolo Ricazo,

pintó su cuadro " El ombligo de la Vani" Se espera gran afluencia de público.

Nuestros reporteros, entrevistaron a Vanesa, en su chalé de Matalahoz de Junquilla y fría y cortante, a la pregunta de ¿Por qué lo vende?, respondió:

¿Leyeron a Jonathan Swift? Él con cara de perro, me dijo:

“Stop being so selfish and try thinking about others”

Y con refinada educación, nos pegó con la puerta en las narices.

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Consultada la Enciclopedia Británica, les ofrecemos la traducción de sus palabras:

¡Deja de mirarte el ombligo y comienza a pensar en los demás”

Parece que Vanesa, se va a ocupar ahora de todos los ombligos de los demás prójimos más próximos tras pasar el suyo a cobre.

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Des Kisio.

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