Cuando lo acucia la melancolía
acude el criollo a su mate amargo,
la criolla, viste su vestido largo
y van al mar a mirar la lejanía.
Allí recuerdan a la tía Lía,
mientras esperan a que pique un sargo,
si la caña se curva y sale un pargo…
¡Ya está segura la cena de aquel día!.
Eso se llama pesca deportiva
a la que son tan adictos los criollos
y que practican de forma aún furtiva.
Luego del consabido paseo por las rocas
con buen continente y frente altiva
regresan a su rancho… mate en boca.
…………
Enero de cuestas locas,
y todas cuestas arriba…
¡Hay que meterle a la estiba,
pa llevar algo a la boca!
Si para la boca, hay vaca…
¡La Lotería… te toca!
Xancele.
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