...
Yo, cuando tengo ganas y "cunquibus", me voy a dar una vuelta por los alrededores. Y colecciono chirimbolos de las ciudades que visito, para acordarme mañana del ayer.
Tengo la sirenita de Dinamarca, el meón de Bélgica y por supuesto la Torre Euffel de París. ¿Eiffel? Bueno. Tampoco va de una letra… boy. No hay que ser tan tiquis miquis. En N.Y. compré la estátua de la Libertad. Me dijeron si la quería de tamaño natural o venida a menos. Me la traje venida a menos, porque tan grande, no cabía en las seras de mi borrico. Venden tantas Libertades, que al final, se quedarán sin ninguna.
De Alemania me traje flor de tocho del Muro de Berlín y de la vieja Stalingrado, un casco de un soldado alemán, sin la cabeza adentro. Tengo pila de "souvenirs" de esos. El Oso de Madrid, con sus patitas apoyadas en el madroño, la Torre de Hércules de A Coruña, La Giralda y la Alhambra del Al Andalus y unas enaguas que pertenecieron a Carmen Amaya.
De Italia, nunca necesité traer nada. Es tan grandiosa , que es imposible olvidarse de ella.
Roma, Flotrencia, Venecia... no precisan souvenirs. Esas maravillas, uno las tiene siempre presentes en su memoria. Lo único que tengo es un pedacito de catacumba y la marca de un arañazo que me dejó una tana en una mano que pretendía escalar , en la Fontana de Trevi, las Siete Colinas de la Ciudad.
Son como gatas. No las Colinas...
Cuando viajo al extranjero, siempre me llevo ocho o diez "caganers" catalanes. No se imaginan la aceptación que tienen en las Europas y los negocios que con ellos he hecho. Pero ya pasó el cuarto de hora. Actualmente, ya toda Europa está llena de caganers..
Xancele
Tengo la sirenita de Dinamarca, el meón de Bélgica y por supuesto la Torre Euffel de París. ¿Eiffel? Bueno. Tampoco va de una letra… boy. No hay que ser tan tiquis miquis. En N.Y. compré la estátua de la Libertad. Me dijeron si la quería de tamaño natural o venida a menos. Me la traje venida a menos, porque tan grande, no cabía en las seras de mi borrico. Venden tantas Libertades, que al final, se quedarán sin ninguna.
De Alemania me traje flor de tocho del Muro de Berlín y de la vieja Stalingrado, un casco de un soldado alemán, sin la cabeza adentro. Tengo pila de "souvenirs" de esos. El Oso de Madrid, con sus patitas apoyadas en el madroño, la Torre de Hércules de A Coruña, La Giralda y la Alhambra del Al Andalus y unas enaguas que pertenecieron a Carmen Amaya.
De Italia, nunca necesité traer nada. Es tan grandiosa , que es imposible olvidarse de ella.
Roma, Flotrencia, Venecia... no precisan souvenirs. Esas maravillas, uno las tiene siempre presentes en su memoria. Lo único que tengo es un pedacito de catacumba y la marca de un arañazo que me dejó una tana en una mano que pretendía escalar , en la Fontana de Trevi, las Siete Colinas de la Ciudad.
Son como gatas. No las Colinas...
Cuando viajo al extranjero, siempre me llevo ocho o diez "caganers" catalanes. No se imaginan la aceptación que tienen en las Europas y los negocios que con ellos he hecho. Pero ya pasó el cuarto de hora. Actualmente, ya toda Europa está llena de caganers..
Xancele
No hay comentarios:
Publicar un comentario